El mall como incitador del deseo (extractos de "el consumo me consume" de Tomás Moulian)
"el mall es un espacio privado con aspecto de espacio publico, con acceso en apariencia libre, pero sometido a discreto control (...) acá los objetos se muestran, se exhiben, realizando una simulación de su disponibilidad para quien quiera tomarlos (...) el lugar esta concebido para erotizar. Los objetos se insinúan se ofrecen, parecen cobrar movimiento y vida (...) el mall pertenece al orden de los simulacros: producen la idea de un paraíso generalizado del consumo (...) Lidian con la obscenidad en ellos puede constatarse mejor que en parte alguna, la lógica capitalista del despilfarro y la obscenidad consiste en escenificar esa agobiante abundancia a pocos miles de metros de la misera, en exhibirla ante los ojos de los parias sin dinero ni creditos y que tienen el derecho a peregrinar a esos templos, mirar e incluso tocar, pero sin poder adquirir"